Por Lourdes González
La conducta verbal es una conducta cuyo reforzamiento es mediado por otra persona. Se interesa por la función del lenguaje, definida como el efecto que el hablante tiene en el escucha y se deriva de la ciencia de la conducta y de sus aplicaciones. Estas aplicaciones están basadas tanto en investigación de la conducta verbal como del análisis aplicado de la conducta.
El análisis de la conducta verbal es un subcampo del análisis básico y aplicado de la conducta dedicado a identificar e investigar orígenes y procedimientos de enseñanza que producen repertorios verbales funcionales cuando estos están ausentes. (Greer, 2014).
Se basa en la conducta verbal de B. F. Skinner (1957), un enfoque teórico de las funciones del lenguaje o los efectos es que el hablante puede pedirlo señalándo o hablando y el escucha puede responder dándoselo. Se trata de una función de petición o mando del hablante cuya respuesta es reforzada por el escucha llevando eso que desea.
Cuando David ingresó a la fundación, mostraba conductas aversivas ya que no sabía cómo comunicar lo que deseaba en ningún momento; lloraba, se tiraba al piso, pataleaba y quería conseguir todo arrebatándolo de las manos. No presentaba ningún mando vocal, y cuando esto se presentaba los padres optaban por darle los objetos presentando estas conductas, por lo que así aprendió a acceder a estos.
Un mando es una condición de privación o condiciones molestas. Tiene como resultado hablar en la presencia de un escucha que entonces media en la situación. Pueden constar de muchas respuestas topográficas distintas (señales, gestos, código morse, aparatos de habla e imágenes) que especifican el reforzador proporcionado por el escucha. (Greer, 2014).
Cuando iniciamos, se realizaron diferentes procedimientos. Primero se evaluaron los estímulos de preferencia y posibles reforzadores para la intervención. Esta evaluación es un conjunto de procedimientos utilizados para identificar los estímulos de interés para una persona, los valores que mantienen y su potencial como reforzadores. (Cooper, Heron y Heward, 2017).
Con estos reforzadores ya identificados, continuamos con sus otros programas y así lograr las habilidades prerrequisitas que nos permitieran avanzar en contacto ocular, imitación, señalar y seguimiento de instrucciones. Esto fue fundamental para que David al observar un reforzador y quisiera acceder a este, lograra imitar el modelo de la terapeuta al señalar el objeto. Se inició brindando ayuda total, quiere decir que al momento de presentarle el modelo, posteriormente tomábamos su mano, la llevábamos hacia el reforzador y con su dedo en posición, lo señalaba y enseguida se reforzaba brindándoselo y para ir emparejando el reforzador social, también se presentaba un elogio.
La ayuda que se brindaba al inicio fue disminuyendo en cuanto alcanzaba el criterio según los datos de cada sesión. Actualmente al presentarle el objeto, lo realiza de forma independiente.
Sin embargo, para avanzar con los mandos vocales y el trabajo previo, se agregó el mando vocal de “a” junto con el señalar el reforzador, con el objetivo de ir presentando más aproximaciones y lograr palabras, quiere decir que ahora cada vez que desea algo en específico, debe señalar y realizar el sonido “a” para obtenerlo.
Al agregar este mando vocal, también se ha ido brindando ayuda, actualmente se le presenta el modelo y posterior lo realiza, cabe mencionar que, si en algún momento desea acceder a algo con alguna conducta aversiva como llanto o arrebato, se espera a que logre estar tranquilo y se le brinda el modelo para poder acceder al reforzador.
Referencias
Greer, D; Ross, D. (2014) Análisis de la conducta verbal, Como introducir y expandir nuevas capacidades en niños con retraso en el lenguaje. Madrid, Editorial Grupo 5.