Por Maria José Pineda
Una de las sustancias más importantes para el organismo es el agua. Es imprescindible para el óptimo funcionamiento de numerosos procesos del organismo. La cantidad de agua corporal se debe mantener constante para que todas estas funciones corporales se realicen en las mejores condiciones posibles. No obstante, este equilibrio es complejo. El organismo pierde agua por diferentes vías a lo largo de cada jornada. Así, se elimina líquido al orinar, al defecar, en el sudor e incluso, al respirar.
El agua es primordial para la mayoría de las funciones del cuerpo, como el control de temperatura, transporte de oxígeno a las células, diuresis, digestión, entre otros procesos. Incluso el 65 a 75% del peso corporal corresponde a agua. Mientras más pequeño el niño, mayor porcentaje tiene de este líquido.
En general, se recomienda ingerir dos litros de agua al día, lo que equivale a ocho vasos grandes, además del líquido contenido en frutas, verduras y caldos. Sin embargo, cada persona puede tener necesidades diferentes según la edad, tamaño, nivel de actividad y de acuerdo con su estado de salud. A esto hay que sumar la temperatura y humedad ambientales, por lo que, si hace mucho calor, hay que tomar más líquido. Lo mismo para cuando se hace actividad física.
El proceso de beber agua con Esteban fue difícil al inicio, debido a que únicamente consumía gaseosa. Al momento de presentarle la botella de agua, él mostraba resistencia, enojo, confusión y rechazo, por lo cual se trabajó mediante el reforzamiento, el cual es el proceso mediante el cual una conducta es fortalecida por las consecuencias que le siguen. Estas consecuencias deben seguir a la conducta de manera inmediata y fiable. Cuando una conducta es reforzada por sus consecuencias, es más probable que ocurra de nuevo en el futuro. (Miltenberger, 2017).
El procedimiento fue mostrarle la botella de agua sin presionarlo por beber agua, se le brindaba comida que le gustara y posteriormente se presentaba nuevamente la botella frente a él, se le colocaba la botella en los labios y se le reforzaba por haber aceptado el contacto; se le daba refuerzo social (elogios) y comestibles (chocolates o gomitas). Luego, se le colocaba nuevamente la botella en los labios y se le pedía que bebiera un poco, al momento de él abrir la boca se le reforzaba de la misma manera.
Al pasar los días, se le reforzaba únicamente si aceptaba beber un trago de agua, cabe mencionar que ya no presentaba resistencia, lo aceptaba sin problema alguno. Luego de 2 semanas reforzando la conducta de beber un trago de agua, se le aumentó el criterio, esto quiere decir que se le presionaba a beber más agua, en este caso podrían ser dos o tres tragos consecutivos, para finalmente llegar a la conducta deseada que era que bebiera agua sin solicitárselo.
Actualmente, se le presenta la botella de agua durante su refacción y él pide beber de manera independiente. Así mismo, es importante mencionar que también funciona como reforzador luego de haber probado alguna comida nueva, que normalmente no son de su agrado. Esto quiere decir que el procedimiento ha sido exitoso, ya que el beber agua y obtener algo agradable a cambio (reforzadores sociales y comestibles) ha sido emparejado a algo positivo, por lo cual actúa como reforzador. La conducta que se refuerza a través de un proceso de reforzamiento recibe el nombre de conducta operante. La conducta operante actúa sobre el entorno para producir una consecuencia, estando a su vez controlada por las consecuencias inmediatas que la siguen. En otras palabras, la ocurrencia futura de la conducta operante está controlada por las consecuencias inmediatas que la siguen. La consecuencia que refuerza una conducta operante recibe el nombre de reforzador. (Miltenberger, 2017).
Referencias:
Elsevier (2014). Recuperado el 02 de marzo de 2021, de https://www.elsevier.es/
Murillo S. (2013). Recuperado el 02 de marzo de 2021, de https://www.fundaciondiabetes.org/infantil/articulo/38/la-hidratacion-en-ninos-y-adolescentes
Miltenberger, Raymond G. (2017). Modificación de conducta Principios y procedimientos. Quinta edición. Ediciones Pirámide. Madrid, España.