Por Lourdes González
La adquisición aparentemente fácil de conducta verbal compleja por niños de desarrollo típico puede atribuirse a miles de interacciones de lenguaje con sus cuidadores (Hart y Risley, 1995). Sin embargo, muchos niños con discapacidades innatas o ambientales carecen de repertorios verbales debido a la falta de oportunidades de lenguaje o falta de capacidades verbales para beneficiarse de oportunidades del lenguaje.
El análisis de la conducta verbal es la aplicación de hallazgos de investigación en conducta verbal y la ciencia básica y aplicada de la conducta para desarrollar repertorios verbales en personas que los tienen.
Estas capacidades verbales son operantes de orden superior o clases superiores (Catania, 1998), que permiten que los alumnos aprendan habilidades nuevas o repertorios nuevos. Esto es lo que deseamos conseguir con Camilo, un niño de 5 años que forma parte del programa Atrévete de la Fundación Waybi, con quien actualmente se están trabajando mandos vocales a través del análisis de la conducta verbal. Un mando (derivado de mandar o de demanda) es una operante verbal en la que la respuesta es reforzada por una consecuencia característica y, por lo tanto, está bajo el control funcional de condiciones relevantes de privación o estimulación aversiva (Skinner, 1957)
Es increíble como se puede ir construyendo y desarrollando un repertorio verbal por medio de la ciencia y es aquí donde las condiciones motivacionales tienen un papel muy importante, Michael (1993) las identificó como clave que evocan mandos como operaciones de motivación o de establecimiento (Laraway, Syncersky, Michael y Poling, 2003). Ya que una operación de establecimiento es un evento que altera momentáneamente la eficacia reforzadora de un estimulo y aunque estas pueden producirse en conducta no verbal (Ahearn, 2033) o conducta verbal (Williams y Greer, 1993), son componentes clave que deben enseñarse para que se aprenda la función verdadera de la conducta hablante.
En este proceso la enseñanza de mandos con Camilo, se evaluaron los estímulos de preferencia y posibles reforzadores para la intervención. Esta evaluación es un conjunto de procedimientos utilizadas para identificar los estímulos de interés para una persona, los valores que mantienen y su potencial como reforzadores. (Cooper, Heron y Heward, 2017).
También se realizó una evaluación de fonemas y al tener esto, se identifica que sonidos, sílabas o palabras puede alcanzar y partir desde aquí para construir mas palabras. Quiere decir que al tener todo esto identificado iniciamos con la intervención basándonos en las condiciones motivacionales en todo momento, por tanto, se inició con el proceso de ecoica-mando, donde Camilo al presentar interés por algún reforzador intenta acceder a este de alguna manera, sin embargo, se le presenta el modelo de “tren” él repite <<tren>>, se espera a que lo vuelva a decir de forma independiente y se le entrega el reforzador. Esto actualmente se trabaja así, porque Camilo ya presenta habilidades previas que le permiten escoger o señalar entre reforzadores y también imita lo que se le presenta, motivo por el que hemos avanzado el nivel de dificultad y esto se convierta en un mando vocal independiente.
Al establecer esto se irán introduciendo otros mandos, con el objetivo de ir formando frases como “quiero tren”, “quiero mas” etc.