Desde los primeros meses de vida aparecen habilidades básicas para comunicarse con los demás, y para ello se necesita del “Lenguaje” donde están implicadas un gran número de habilidades como gestos, miradas, sonidos, etc. que hace que los niños expresen conductas en base a lo que otros dicen y a sus propias motivaciones para interactuar con otros. Siendo evidente que no se requieren palabras vocales desde el primer intento de comunicación. Entonces, ¿Qué usan los bebés para comunicarse?
Durante los primeros meses de vida, los bebés inician a responder e interactuar con los adultos a través de los objetos que lo rodean haciendo uso de la mirada y señalando lo que necesitan o quieren, en otras palabras, conductas mantenidas por acceso.
En el desarrollo infantil la mirada va adquiriendo una función específica desarrollando de forma progresiva atención conjunta y referenciación social.
Peláez (2009) define la atención conjunta como: “la capacidad de utilizar el contacto ocular y las señales para coordinar la atención con otras personas y compartir una experiencia tales como eventos u objetos interesantes lo cual surge entre los 9 y 12 meses de edad”. (p. 69) Además Escudero, Carranza y Hernández (2013) resaltan que la atención conjunta constituye la primera condición sobre la que se construye la comunicación.
Por otro lado, la referenciación social se define como la aprobación que busca el niño en la persona cuando dirigen la atención conjunta a un estímulo novedoso. Siendo de esta manera, la atención conjunta es un requisito previo a la referencia social y ver a las caras de las otras personas que brindan información sobre los estímulos del entorno a los que se atiende de forma conjunta.
De esta manera, la atención conjunta y referenciación social son habilidades consecuentes luego de mostrar interés por mirar los objetos y personas del entorno y todas estas en conjunto se seleccionan como las llaves que abren la comunicación a través del lenguaje verbal vocal y no vocal.
Para los niños la mirada inicia la interacción social con los adultos con una doble función:
Cabe resaltar, que los bebés responden con la mirada cuando un adulto se dirige a ellos nombrando algo del entorno. Seguidamente a los 12 meses aparece la conducta de señalar y es crucial en su desarrollo ya que refleja como aprende a interaccionar con su entorno de manera activa. Un ejemplo básico es cuando un bebé está sentado alimentándose y observa que el vaso de agua no está en su mesita, empieza a buscar con la mirada a su alrededor y de repente enfoca al vaso, lo señala, hace contacto visual con el adulto y emite un sonido para que se lo entregue, todo esto de forma conjunta.
La conducta de señalar con el dedo índice y mirar son consideradas conductas básicas que adquieren de manera previa para que pueda continuar evolucionando el lenguaje.
Para que un niño pueda interactuar de forma natural con otras personas, es necesario que muestre interés hacia las caras de otras personas, que las observe y al mismo tiempo atienda a las voces de los adultos, esto debe ser sumamente agradable para él. En términos científicos se describe que atender y ver a las caras y voces cumplen la función de estímulos condicionados como un reforzador (Greer y Speckman, 2009) al adquirir esa función se desarrollan otro tipo de habilidades como lo es el comportamiento social complejo.
Es muy importante mencionar que la mayoría de los niños muestran interés por las caras y voces desde el nacimiento, sin embargo, hay muchos niños que no lo presentan y por lo tanto la respuesta de observación suele estar ausente en el repertorio de habilidades. En el caso de los niños con Trastorno del Espectro del Autismo no presentan las respuestas de observación y es una alerta roja que se debe trabajar desde que es detectada, sin estás habilidades básicas suele ser difícil que se desarrollen el resto más complejas como el lenguaje. En estos casos el repertorio de habilidades es tan limitado que la interacción con otras personas resulta ser casi nula en muchas ocasiones, impidiendo incluirse en contextos sociales y de juego.
¿Cómo logramos trabajar estás habilidades? En Fundación Waybi seguimos el protocolo de “Mirar a la cara” el cual consiste convertir el ver a la cara como un reforzador a través de canciones, gestos, sonidos, palabras y cambios del tono de voz en 20 ensayos consecutivos, tomando el tiempo desde que el niño ve a la cara hasta que lo deja de hacer en de cada intervalo de tiempo. Existe evidencia científica acerca del incremento y aceleración del ritmo de aprendizaje ya que el procedimiento aumenta la respuesta de observación y motivación por atender a las voces y gestos de las personas.
La cara de una persona se convierte en estímulo que cumple la función de reforzador siendo fundamental para que pueda darse cualquier tipo de aprendizaje más adelante en la vida del niño y de esta manera es más sencillo aumentar el criterio en habilidades más complejas.
Atrévete a conocer nuestros procedimientos, ya que promueven la inclusión, independencia y aprendizaje, mejorando la calidad de vida de los niños y sus familias.
Por: Msc. Andrea Torres
Supervisora-Terapeuta
Fundación WAYBI
Bibliografía
Greer. (2009). La integración de las respuestas del hablante y el escucha: Una teoría del desarrollo verbal. The psychological record, págs. 450-460.
Ríos, S. d. (2016). Consecuencias del condicionamiento de caras como un reforzador para niños con TEA. Córdoba, España.
Cooper, H. y. (2017). Análisis Aplicado de la Conducta Segunda edición. Cádiz, España: ABA España.