Los Compuestos Orgánicos Volátiles, (COV) son compuestos químicos que contienen carbono y tienen la capacidad de evaporarse fácilmente a temperatura ambiente. Se encuentran en diversas fuentes, como productos químicos industriales, disolventes, productos de limpieza y combustibles. Sin embargo, también se generan en el organismo humano como parte de los procesos metabólicos.
Los COV pueden encontrarse en el cuerpo humano en niveles que varían desde partes por millón (ppm), partes por mil millones (ppb) hasta partes por billón (ppt) (1) Estos niveles de concentración se mantienen estables cuando no hay ninguna alteración patológica y dependen del tipo específico de COV y del tejido o fluido corporal en el que se esté realizando la medición.
Cuando ocurre un evento fisiopatológico o ambiental se produce un cambio que altera la cantidad de COV y por consiguiente se altera el “olor”. Por ejemplo, en el caso de la detección temprana de cáncer de mama, se han estudiado COV en el aliento de las personas, y se han encontrado compuestos en concentraciones que van desde ppb hasta ppt.
Ya, pero ¿qué tiene que ver esto con los perros?
En los últimos años, ha despertado un creciente interés en la capacidad de los perros para detectar compuestos orgánicos volátiles del cuerpo humano. Gracias a su excepcional sentido del olfato, se ha demostrado que estos animales pueden identificar olores en concentraciones extremadamente bajas (ppt), [1] convirtiéndolos en candidatos ideales para la detección temprana de enfermedades ya que la mayoría del volatiloma humano está dentro del rango de detección de los perros [2]. Para hacernos una idea, los perros pueden detectar 1 gota de líquido en 20 piscinas olímpicas.
Esta capacidad única de los perros puede proporcionar una herramienta complementaria valiosa en la detección temprana de enfermedades. Existen técnicas de laboratorio altamente sensibles y precisas, como la cromatografía de gases y la espectrometría de masas, que superan la capacidad de los perros en términos de sensibilidad y precisión en la detección de COV. Por lo tanto, es fundamental reconocer el papel complementario de los perros detectores de COV en lugar de considerarlos como un reemplazo absoluto de los métodos de laboratorio.
También es importante destacar que el uso de perros como herramienta de detección complementaria en medicina está en desarrollo. Se requiere una mayor investigación para estandarizar los procedimientos de entrenamiento, evaluar la efectividad en diferentes contextos y maximizar la precisión de los perros detectores de COV. Se necesitan estudios rigurosos y controlados para establecer protocolos estandarizados y validar su efectividad en la detección temprana de enfermedades.
En conclusión, los perros poseen un sentido del olfato excepcional y han demostrado su capacidad para detectar compuestos orgánicos volátiles del cuerpo humano. Aunque existen argumentos a favor de su uso en la detección temprana de enfermedades, es importante considerar los desafíos y las limitaciones asociados. La investigación en este campo continúa avanzando, y se requiere un enfoque crítico y basado en evidencia para comprender plenamente el potencial y las limitaciones de los perros detectores de COV.
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[1] Concha AR, Guest CM, Harris R, Pike TW, Feugier A, Zulch H, Mills DS. Canine Olfactory Thresholds to Amyl Acetate in a Biomedical Detection Scenario. Front Vet Sci. 2019 Jan 22;5:345. doi: 10.3389/fvets.2018.00345. PMID: 30723722; PMCID: PMC6350102.
[2] Angle C, Waggoner LP, Ferrando A, Haney P and Passler T (2016) Canine Detection of the Volatilome: A Review of Implications for Pathogen and Disease Detection. Front. Vet. Sci. 3:47. doi: 10.3389/fvets.2016.00047
[3] Peng G, Hakim M, Broza YY, Billan S, Abdah-Bortnyak R, Kuten A, Tisch U, Haick H. Detection of lung, breast, colorectal, and prostate cancers from exhaled breath using a single array of nanosensors. Br J Cancer. 2010 Aug 10;103(4):542-51. doi: 10.1038/sj.bjc.6605810. Epub 2010 Jul 20. PMID: 20648015; PMCID: PMC2939793.