Por Lourdes González
Cuando hablamos de lenguaje, nos referimos a un conjunto de diversos signos o códigos. Según Owens (2006) el lenguaje es un código o combinación de códigos compartidos por una serie de personas, que es arbitrario y que utilizamos para representar conocimientos, ideas y pensamientos y que se vale de símbolos gobernados por reglas.
Cuando somos niños, aprendemos a comunicarnos a medida que descubrimos cómo el lenguaje funciona para nosotros. Es decir, cuando aprendemos que podemos utilizar palabras para conseguir objetos fácilmente o para llamar la atención, los objetos adquieren nombres. Estas palabras se convierten en herramientas esenciales y estas herramientas son conductas que afectan tanto a los escuchas como a los hablantes. Son un tipo distintivo de conductas que requieren un tratamiento distintivo y las utilizamos para comunicarnos con los demás y mediar en nuestro mundo por la acción de otros. La conducta verbal es la piedra angular del aprendizaje humano (Greer, 2014).
Pablo actualmente forma parte del programa Atrévete de la Fundación Waybi, tiene 7 años de edad y a partir de los 4 años se ha trabajado constantemente en diferentes áreas y habilidades para lograr una comunicación verbal vocal. Durante este tiempo también se ha intervenido en la articulación adecuada de palabras hasta llegar a formar frases.
Con Pablo el objetivo principal es alcanzar uno de los últimos fonemas, de los más difíciles y todo inicia con la fonación, que no es más que la primera parte del proceso que nos permite hablar. La fonación es la consecuencia de la acción del aire, procedente de los pulmones, que hace vibrar las cuerdas vocales. Posteriormente está la articulación, el proceso por el que el sonido, que se ha generado en las cuerdas vocales, se modifica por efecto de los movimientos de los órganos articulatorios, que alteran la resonancia del sonido en las cavidades supraglóticas: la cavidad oral y la cavidad nasal. Es decir, una vez que el sonido ha atravesado las cuerdas vocales, los órganos móviles o articuladores activos de la boca modifican este sonido en su salida al exterior.
Pablo ha alcanzado diversos fonemas que le van permitiendo una comunicación más clara y fluida. Específicamente el fonema /r/ que es uno de los últimos y difíciles de alcanzar ya que tiene punto de articulación alveolar, es decir, se produce cuando la punta de la lengua se sitúa en los alvéolos, parte situada justo encima de los dientes. Tiene un modo de articulación vibrante, significando que el aire hace vibrar la punta de la lengua chocando con los alveolos. Su fonación es sonora ya que las cuerdas vocales vibran cuando se pronuncia. El aire pasa completamente por la boca sin escaparse nada por la nariz.
Pablo lo ha logrado, ha alcanzado el fonema /r/, esto se debe al trabajo constante y a diferentes procedimientos aplicados.
Se ha avanzado gracias a que Pablo ya presenta las habilidades prerrequisitas que conlleva a que observe al rostro, imite y siga instrucciones entre otras, así que se inició con enseñar un patrón respiratorio adecuado, también a imitar el punto y modo de articulación, es decir, la colocación adecuada de los órganos articulatorios y a través del modelo y la práctica constante del sonido por medio de ecoicas, utilizarlo en mandos, tactos, intraverbales y autoclíticos, ha permitido que logre utilizar palabras con el fonema /r/ dentro de una conversación de forma clara.
Referencias
Artigas- Pallarés, J. (2011). Trastornos del Espectro Autista. En J. Artigas-Pallarés y J. Narbona (Eds.). Barcelona: Viguera.
Mulas, F.; Ros-Cervera, G.; Millá, M.; Etchepareborda, M.; Abad, L., & Téllez, M. (2010). Modelos de intervención en niños con autismo. Revista de Neurología, 50 (3), 577- 584.
Greer, D; Ross, D. (2014) Análisis de la conducta verbal, Como introducir y expandir nuevas capacidades en niños con retraso en el lenguaje. Madrid, Editorial Grupo 5.